Pasar la fotografía de su enemigo a través del humo ascendente de incienso de jazmín, de naranja o de violetas. Si no se tiene una fotografía del enemigo, se puede utilizar un pedazo cuadrado de pergamino azul en el que se escriba el nombre completo y la fecha de nacimiento, si se conocen.
Mientras lo hace, recitar tres veces lo siguiente:
«𝑬𝒏𝒆𝒎𝒊𝒈𝒐, 𝒆𝒏𝒆𝒎𝒊𝒈𝒐, 𝒗𝒖𝒆́𝒍𝒗𝒆𝒕𝒆, 𝒂𝒎𝒊𝒈𝒐, 𝒒𝒖𝒆 𝒕𝒐𝒅𝒂 𝒎𝒂𝒍𝒅𝒂𝒅 𝒂𝒉𝒐𝒓𝒂 𝒍𝒍𝒆𝒈𝒖𝒆 𝒂 𝒔𝒖 𝒇𝒊𝒏»>.
Tomar la fotografía o el pergamino azul y colocarlo dentro de una caja pequeña, junto con una piedra de berilio.
Llenar la caja con verbena, cubrirla con una tapa y luego almacenarla en un lugar donde no se toque.


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